Sostenibilidad
Dada la estrecha relación de la fabricación de zumos con la producción agrícola de frutas y hortalizas, y su ubicación por tanto, en zonas rurales, el impacto social de nuestras empresas siempre ha estado presente en su estrategia empresaria.
De hecho, la responsabilidad social corporativa (RSC) hoy en día se promueve activamente desde AIJN (Asociación europea de productores de zumos) a través de la Plataforma RSC, cofinanciada por la Comisión europea y de la que varias empresas de ASOZUMOS forman parte. Una de las actuaciones más recientes de esta plataforma ha sido la aprobación de un Código de conducta comercial, cuyo objetivo es asegurar que todos los operadores de la cadena de suministro del zumo trabajan de acuerdo a unos estándares mínimos de comportamiento basados en la Declaración de derechos humanos.
Minimización de los residuos
Para el sector de los zumos el principal desafío en materia de sostenibilidad es el aprovechamiento de los subproductos generados en su elaboración (pulpa, cortezas,…), ya que así se disminuye el posible daño al entrono que podría generar esto residuos. En el caso de los cítricos, entre el 35% y el 55% de la fruta procesada, es subproducto que se puede aprovechar para obtener compuestos de valor añadido como fibra alimentaria, aceites esenciales, semillas o azúcares de frutas para su uso como ingredientes naturales.
El consumo de energía y agua
Como firme apuesta para reducir tanto el consumo energético como de agua, las empresas del sector productor de zumos están llevando a cabo auditorías energéticas y están implementando sistemas de medición y gestión para el uso eficiente de energía y agua.
Los cítricos y otros árboles frutales como sumidero de carbono
España se configura como un productor y exportador citrícola mundial, por tanto, también del zumo procedente de las frutas de este árbol. El estudio “La huella del carbono en plantaciones de cítricos”, desarrollado por un equipo del IVIA (Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias), demuestra que los cítricos en nuestras latitudes presentan una capacidad de asimilación de CO2 y un metabolismo muy estable y adaptado a condiciones cambiantes, lo que los convierte en un cultivo muy interesante y prometedor desde la perspectiva de la mitigación del cambio climático.
